Lunes, 5 de mayo de 1999

La temporada taurina se abre en Sevilla y como siempre con Romero en los carteles. Traemos la crónica de la corrida de ayer domingo firmada por Carlos del Barco y publicada en La Verdad.

Detalles de Curro Romero en Sevilla, en un encierro imposible

Sevilla - Una corrida imposible dio al traste con la menor posibilidad de lucimiento en la corrida inaugural de la temporada en Sevilla, en la que la terna formada por Curro Romero, Juan Antonio Ruiz Espartaco y José Tomás se fue de vacío ante la falta de clase del encierro de Torrealta.

Cinco toros de Torrealta y uno -segundo- de los Hermanos Sampedro, bien presentados y de pésimo juego por su falta de casta y raza, de una absoluta mansedumbre, lo que hizo que se pararan en la muleta. Subió el cuarto.

Curro Romero: dos medias pescueceras y tres descabellos (silencio); y pinchazo y estocada desprendida (ovación).Espartaco: dos pinchazos (palmas); y estocada desprendida (palmas). José Tomás: estocada baja (ovación); y estocada desprendida (silencio). Lleno de no hay billetes en tarde calurosa en la que corrió alguna racha de aire que no molestó en exceso a los toreros. Se guardó un minuto de silencio por la muerte del maestrante Eduardo León.

Detalles de toreo sublime por parte de Curro Romero, algún destello y la disposición de José Tomás y la decisión de Juan Antonio Ruiz Espartaco marcaron ayer el desarrollo de la corrida inaugural de la temporada en La Maestranza de Sevilla, en la que el Faraón de Camas iniciaba su 41 temporada consecutiva en Sevilla, Espartaco volvía al coso del Baratillo tras cuatro años retirado por una lesión y José Tomás debutaba.

Curro Romero abrevió ante su primero, un toro distraído, mansón y que llegó con el viaje muy corto a la muleta y, tras un quite al primer toro de José Tomás de dos verónicas y media de portento, ofreció en su segundo un recital de detalles de toreo de otro tiempo a base de muletazos lentos y aislados a un toro noblón, en el que encandiló en remates de series cortas a base de trincherillas, kikirikíes y trincherazos de cartel.

Espartaco volvía a La Maestranza tras cuatro años de calvario por una lesión en una rodilla, lo que la plaza de toros de Sevilla le agradeció obligándole a saludar tras el paseíllo. Después, un brindis a sus dos hijas y un lote imposible: su primero, un marmolillo; su segundo, un manso de libro y con peligro sordo al que le robó algún pase a base de exponerle y porfiar.

José Tomás, quien debutaba ayer en La Maestranza como matador de toros, destacó en el recibo a su primero, con lances de manos muy bajas, ganando terreno hasta los medios, en la réplica por gaoneras a un quite de Curro Romero y en su querer hacer siempre las cosas bien.

En ese empeño, el torero de Galapagar también se estrelló a causa de los toros, que hoy determinaron uno de esos días en los que se verifica aquello de vísperas de expectación, tardes de decepción o el aserto taurino que reza que el hombre dispone, Dios dispone y el toro lo descompone.

Un torero con dominio...

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