ANTONIO GARCÍA BARBEITO
Luis


Si es verdad que se torea como se es, también, digo yo, como se es se escribe.
Lo primero que me llegó de Luis García Caviedes fue su sonrisa sin ensayos, su mirada clara, frontal y oteadora a un tiempo - de esas que, a lo tonto, a lo tonto, aforan un corazón en un parpadeo -, su flequillo de hombre que fracasó en su empeño de quitarse de encima el niño travieso que sin duda fue, y su palabra, una gracia oral envuelta en un ceceo de esos que se acuñan en nuestra aljarafeña patria común. Y encima resultó que era psicólogo, el tío. Quieto parao.

Cuando nos conocimos me dijo: " Yo también escribo de toros ". Aquel también me dejó su tarjeta, porque yo, en toros, como en tantas cosas, sólo soy un apasionado imprudente que ve y después escribe. Y lo busqué entre las páginas de El Mundo. No me puse a comparar si Luis era mejor o peor que otros, quería saber si era distinto. Y me convencí (me convenció) de que lo era. Pero debajo de aquel Luis otro, mejor, que no se atrevía aún a salir, quiza por temor a las guadañas de la envidia, ésas que no paran ni para el bocadillo. Y ha sido en esta Feria cuando el Luis que yo columbraba en su columna ha salido a los medios a decirnos lo que lleva dentro. Sencillamente lo ha bordado. Todos los dias me leía su crónica personalísima, su buen gusto.

Este año, Luis le echó a la tinta vino del que acompaña al cante en las tabernas, y, envuelto en el olor a albero, nos quedaba siempre, al leerlo, un aroma de tierra de umbría tabernaria por donde anduvo, a ciegas, alguna agonia seguiriyera.

Se lo dije en plena Feria, y creyó que le daba ojana; se lo dije el otro dia, en la Maestranza, y ya entendió que es verdad. Me habló de su libro - Curro Romero, mito de Sevilla - y le dije que había pensado "pedirselo" en un artículo.

-¡Pues entonces no te lo mando! -, me dijo.
Aquí está el pedido, Luis.
Y mi abrazo de amigo, de admirador de tus escritos y de enhorabuena. Quedo al aguardo de poder leer de una puñetera vez esas páginas por las que te han dado el premio " Antonio Diaz-Cañaabete". Como comprenderás, ahora me debes el libro y una cerveza. Lo dicho.
Antonio García Barbeito
El Zaguán,
El Correo de Andalucía



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