ANTONIO GARCÍA BARBEITO
Fe, esperanza y... calidad


Virtudes teologales del currismo. El romero de Romero, querido Burgos, ya mismo le gana en fe y en esperanza a los ramos de perejil de San Pancracio (en calidad ni hablamos). Romero se entrena entre olores de romero de los pinares que tú y yo sabemos. Romero sobre romero. El año pasado, una fría noche de diciembre, iban por el pueblo unos chiquillos jugando a campanilleros. De pronto, una de las coplas me dejó claro algo: "La Virgen está lavando/ y tendiendo en el romero...".

¿Tú sabes, tocayo, lo que yo creo que estaba tendiendo en el romero la Virgen? El capote que después fue a las manos de Curro para que la verónica no se muriera de frío. La Virgen tendía en el romero... ¿Cómo no va a ser el romero planta bendita? ¿Cómo no van a tener ese olor divino la planta y el capote? Juan Ramón -¿era Juan Ramón?- nos invitaba a ir al campo "por romero y por amor", que es lo mismo en la doctrina currista. Después de lo del TSJA, pidamos una de diccionario, tocayo; hablemos con Muñoz Molina, que es andaluz, para que meta en el DRAE la palabra currismo como la interpretaron siempre los fieles y ahora la interpretan hasta los jueces.

Currismo: fe, esperanza y calidad. Romero como olorosa señal de gloria. En el Corpus, Dios camina sobre romero; romero tenían las cruces de mayo de mi infancia, cuando el pueblo era una, dos, tres, hasta cuatro verdes montañas de romero, y con Romero caminamos nosotros, fe, ilusión, esperanza...calidad.

"No la toques más, que así es la rosa". El currista al que echaron de la empresa hizo lo propio con la flor azul del Romero de su cariño: "No lo toques más, que así es mi Curro". Más Juan Ramón: "Es abril porque abril está pasando"... y porque Curro se viste de torero en Sevilla, en Resurrección, no para que resuciten las viejas ilusiones, que están muy vivas, a Dios gracias, sino para que resucite el Arte. Hay que andarse con cuidado con lo que decimos de Curro. Ayer, en el pueblo cualquiera podía denunciar a otro por blasfemar; hoy, ya saben, cuidado con tocarle a Curro, que es patrimonio a un paso de la beatificación del personal de su fe y una forma -magnífica, por cierto- de entender la vida.

Ya me imaginaba el primer paseíllo de este año aquí. Porque Curro, por torear, ha toreado hasta la ballenita de la marca comercial donde trabajaba su devoto. Y si antes dije que el romero ya mismo podrá más que el perejil de San Pancracio, Curro va a ser más visitado que el santo de la moneda en el dedo índice, tocayo. Y es que Curro ¡ha colocado a un devoto! Curro como oficina de colocación de quienes le defienden... ¡Cuidado, Pimentel! Después de esto, a Curro no le devuelven un toro al corral.

En Resurrección, entre oles y pitos, entre broncas y aplausos, no sería extraño que asomara una voz del tendido diciendo: "¡Curro, colócanos a tos!".


Antonio García Barbeito
Mundo Aparte
16/02/99
El Mundo



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